En nuestro andar con los jóvenes de Jaguos por el Territorio hemos podido experimentar varias expresiones creativas como tácticas validas en la lucha por la defensa del territorio, el muralismo ha sido de las estrategias más importantes, también la fotografía y el teatro. Este año el colectivo de Jaguos recibió un apoyo financiero para colaborar con diversos aliados en la creación de un proceso de arte por la defensa del territorio llamado Geocoreografias.
Geocoreografia deviene de las palabras geografía, o sea el estudio del espacio, entorno, tierra y
territorio y coreografía, o la
organización o estructura de acciones en el espacio. Geocoreografias se compone
de dos procesos simultáneos, uno corporal y otro audio-visual. El proceso
corporal consistió en 16 talleres de formación que se realizó durante 4 meses
en cuatro municipios o nodos de acción con instrucción en acción plástica
(Performance), teatro, títeres y danza contemporánea. Los nodos de acción
fueron en La Jagua (Garzón), Gigante, El Agrado y la Vereda del Paraguay
(Oporapa) y en el nodo de La Jagua había participantes de Tarqui y en el nodo
de El Agrado había participantes de El Pital. Cada nodo era su propio grupo de
trabajo, con una diversidad de edades, conocimientos, experiencias e intereses.
El proceso de audio-visual aún continúa, desde agosto se
ha realizado 15 talleres formación que ocurrieron en La Jagua donde
participaron jóvenes de La Jagua, la Vereda del Paraguay, El Pital y Garzón.
Los talleristas para el proceso de audio-visual fue la artista La Claud y profes de la Licenciatura de Pedadgogia de la Madre Tierra de la Universidad de Antioquia. Durante el proceso se realizaron varios cortos sobre distintos temas
relacionados con el territorio incluyendo la pesca, cultivo de café y el
despojo. El proceso de formación audio visual se retoma en 2015, y se culmina
con la Primera Muestra Itinerante de Proyecciones Callejeras a mediados del año
entrante. En la muestra se lanzaran oficialmente todos los materiales creados
en la formación, y se abrirá una convocatoria guiada, pero no exclusiva, a
realizaciones del Huila, Caquetá y Putumayo.
Al igual que los diversos participantes, cada tallerista
venia de experiencias distintas y aportaban desde sus conocimientos y
territorios. El profe de acción plástica, Fernando Pertuz, de Bogotá dirigió
todo sus enseñanzas por medio de talleres de Prácticas de Resistencia. La profe
de teatro, Lucenith Castillo, que venía del grupo Esquina Latina de Cali inicio
con ejercicios de Análisis de Realidad, dejando una formación básica para unas
presentaciones por medio del Teatro de vecinos. El profe de danza
contemporánea, Eduardo Oramas, guió en
lo que es improvisación escénica, y nuestrxs amigxs del Colectivo Colibrí
polinizaron su experiencia de títeres en el Cauca con el taller de Como darle
Vida a las Metáforas. Cada nodo de acción fue transformándose de manera
propia, y los resultados fueron muy
distintos. De gran influencia fue que las luchas del territorio no pararon durante
el transcurso de las formaciones, y aunque el proceso continuaba, también la
lucha por el territorio en todas las maneras en que sé que se ejerce la
resistencia.
El primero de noviembre en La Jagua inicio un paro en la
salida hacia Tarqui, que paralizó
efectivamente las obras del barrio de reasentamiento de la Escalereta y
las piscinas de oxidación en La Jagua, así como sus respectivas áreas de
arqueología preventiva. Este paro exigía con el cumplimento del fallo T-135 de
la Corte Constitucional, que ordena que Emgesa de manera inmediata hacer un
nuevo censo de la población afectada. El
boqueo duró hasta el 25 de noviembre cuando ya no hubo garantías por parte del
Estado, que por medio del ESMAD iba
golpear a las personas para desalojarlos. El bloqueo coincidió con un encuentro
de Ríos Vivos y llegaron personas del Movimientos Ríos Vivos de toda Colombia;
del Bajo Sinú (Córdoba), el Cañón del río Cauca (Antioquia), el río Sogamoso
(Santander), el Norte del Cauca y también de Neiva, Oporapa e Isnos, Huila.
Justo durante estos días también fue la acción final de Geocoreografias en La
Jagua que incluía una noche de teatro callejero y acción en el espacio público
del pueblo. Durante esta acción más de 300 personas nos tomamos de la mano y
creamos una espiral humana, para rematar con una actividad de ofrenda y fuego
en el sitio de Las Peñas en el río Magdalena. El día siguiente hubo un paseo de
olla con sancocho pa´ todxs, que incluía
muestras de pescadorxs tirando atarraya, minerxs artesanales haciendo muestras
de su labor, la colgada de un telón en las peñas, teatro con títeres, pintada
de piedras, bajada por el río en neumáticos y el escribir la frase “ríos vivos”
con nuestrxs cuerpos sobre las piedras calientes del lado del río.
Con el grupo del Agrado y el Pital que eran principalmente
adolescentes y algunos niñxs, se
realizaron dos días de acción. El primero en los espacios públicos rurales de
los puentes de la quebrada la Yaguilga y el Puente Balseadero sobre el río
Yuma, y el segundo en los parques del
Agrado y el Pital. Durante la geocoreografia de los puentes se intervinieron
estos con pintadas espontáneas, se realizó una espiral humana, una obra de
teatro ribereño llamado la “rana Bombardeada” y se adornó el puente Balseadero
con lámparas de papel y un telón. En ambos días de acción se amarraron docenas
de bandas de tela violeta pintadas con los nombres de especies de fauna y flora
nativa impactada por el P. H. el Quimbo, dando a conocer las otras poblaciones
afectadas y desconocidas por la empresa Emgesa en los puentes y los parques
principales. En los parques se presentó las obras de teatro invisible El
Entierro del Territorio y la Atarraya Desplazada, y se realizó una espiral
humana incorporando al público.
En Gigante niñxs y jóvenes del grupo de teatro de la Casa de
la Cultura realizaron una intervención
guerrilla en la plaza de mercado que fue una sensación. Mientras las personas
que pretendían ser lxs eran trabajadores de una multinacional intentaban vender
botellas de agua del Páramo de Miraflores o del río Yuma por $1.000.000 de
pesos colombianos a las personas en el mercado, grupos de niñxs sedientos los
perseguían rogando por agua. A la vez una brigada de personas iba por el
mercado regalando abrazos y manillas que
dicen “Territorio Matambo”, e invitando personas a la siguiente obra en el
parque central después de la misa. En el parque se hizo otra espiral humana y
una obra de teatro en donde la Ceiba de Libertad tomó vida, hablando a lxs
Giganteños desde su corazón invitándolos a la liberación del territorio. Esta actividad culminó con un sancocho y
paseo en la quebrada El Arado.
En Oporapa, San Ciro y Paraguay se presentó el río-serpiente, un títere azul que mide 25 metros de largo y que atravesaba las calles hasta enfrentarse con una represa que efectivamente destruye para seguir su transcurso. También se realizaron las coreografías callejeras de los macheteros y los cafeteros, así como espirales humanas. Entre las Geocoreografias de Oporapa y San Ciro hubo un descanso en la Quebrada El Guayabo, y en Paraguay después de la presentación se hizo un gran sancocho comunitario donde todxs estaban bienvenidxs. Estas últimas acciones coincidieron con protestas en contra el COP20 en Lima, Perú y la participación de representantes de ASOQUIMBO y Ríos Vivos en la Cumbre de los Pueblos Frente el Cambio Climático también en Lima. Todos los participantes en las presentaciones finales recibieron afiches, manillas de Territorio Matambo y un Certificado de Participación.
Geocoreografias como tal ha culminado, el proceso de audio
visual esta en receso y se retomará el otro año con vísperas de culminar su
primer ciclo a mediados de año. Después de mucho trabajo y reflexión queda
claro la necesidad y deseo para estos tipos de procesos en comunidades rurales
sobre todo las que son impactadas por proyectos extractivistas. Esperamos
evolucionar esta primera experiencia hacia una escuela de arte y comunicación
por la defensa del territorio, que se lleve a cabo en un futuro no muy
lejano. Nos ha quedado claro que por
parte de las comunidades no hay falta de interés o voluntad de integrarse a
dichos procesos, ya que refieren a una herencia cultural e inmaterial que
refuerza el arraigo al territorio. Queda
el reto de poder facilitar una segunda ronda, y profundizar en las formaciones políticas y creaciones artísticas y culturales como táctica de acción directa, y para la
transformación personal y colectiva de las comunidades en procesos de defensa
del territorio y la vida.
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