Regiones del sur de Colombia como el Huila, Caquetá,
Putumayo, Cauca y Tolima cumplieron más
de una semana de estar completamente paralizado por los bloqueos del Paro
Agrario Nacional y Popular en Colombia.
El domingo por la noche, el Vice-presidente Argelino Garzón anunció un
acuerdo con delegados de la Mesa Nacional, MIA que incluyó a campesinos de los
departamentos del sur donde se levantaron
la mayoría de bloqueos mientras
que se adelantan diálogos en la ciudad de Popayán. No todos los bloqueos se han
levantado en el Huila, Caquetá y en
otras regiones donde los campesinos e indígenas se mantienen firmes en contra
las políticas del tratado de libre comercio y la locomotora minero-energética.
Del 3 al 6 de septiembre aproximadamente 60 integrantes de
la Asociación de Afectados por el Proyecto Hidroeléctrica El Quimbo –
ASOQUIMBO, efectivamente bloquearon tres entradas de la zona de construcción de
la Hidroeléctrica, impidiendo que la
obra funcione en esa capacidad total durante este tiempo. Durante el bloqueo
los campesinos y campesinas permitían el tránsito normal de los habitantes
locales, ambulancias y la fuerza pública por la vía nacional en el sector del
Paso del Colegio en los municipios de Gigante y Tesalia; bloqueando solamente el acceso a varios
sectores de la obra. Lo que incluyó el
taponamiento a la entrada principal y el acceso al río Magdalena de donde se
explota las playas para extracción de material de construcción. Lo que representó una grave parálisis en las
obras y una cuantiosa pérdida económica
para la transnacional.
Durante el bloqueo los integrantes del mismo, convivieron
pacíficamente con los militares que están ubicados en el sector. Sin embargo, vieron como la seguridad privada de la
transnacional Emgesa-Endesa-Enel y la policía continuamente amenazaba y
hostigaba a los hombres, mujeres,
mayores, jóvenes, niños y niñas en el sector. En cambio al bloquear la obra los integrantes
permitieron que los trabajadores salieran siempre respetándolos sin insultos y
ni agresiones. El primer día del bloqueo la empresa intentó entrar
dos carro-tanques de combustible, pero los integrantes del bloqueo, respetuosamente aclararon a los choferes de
esos vehículos que no podían entrar y fueron obligados regresar a Tesalia
después de un intento de regar su carga de ACPM en la carretera y así intentar culpar a las personas del bloqueo.
El jueves 05 de septiembre sobre las 8:00 de la noche llegó
una caravana de aproximadamente 20 vehículos escoltados por la policía de Neiva
y Tesalia llevando víveres, gas y otros productos al sur del Departamento.
Cuando llegaron al bloqueo la caravana fue detenida y se les explicó a todas
las personas en la caravana que todos los vehículos que iban al sur tenían paso después de una breve inspección pero que
cualquier vehículo que estaba destinado para la obra de construcción de la
Hidroeléctrica sería detenida y
regresado. El comienzo todo estaba sucediendo pacíficamente y cada camión que
mostró su carga y todos los vehículos de la policía se estaba dando el paso.
Más o menos en la mitad de la caravana estaba infiltrado una camioneta, dos
carro-tanques y un camión que iban a la obra de construcción.
En el intento de detener estos vehículos la policía y un
agente del SIJIN vestido de civil de Neiva asumió una agresividad con las
personas empujándolos, gritándolos e insultándolos. La Policía daba órdenes a los choferes de
los vehículos de “pasar por encima de esos hijueputas” y escalando una
situación calmada a una de agresión y violencia. Cuando el primer carro-tanque
se echó encima del bloqueo de personas que intentaba detenerlo, la Policía de
Neiva disparó gases lacrimógenos hacia
las personas además de dos mujeres que fueron golpeadas por los miembros de la
fuerza pública. Un integrante del colectivo Jaguos por el Territorio que estaba
grabando en video los hechos fue lesionado por un cilindro de gas lacrimógeno
que fue disparando de una distancia de seis metros impactando a su muslo
derecho. Por medio de los gases y la
violencia la caravana siguió y al cruzar el puente del Paso del Colegio los
vehículos que se sospechaban que iban a entrar a la empresa hicieron
arbitrariamente eso; mientras que los de
más siguieron a Gigante.
Durante los hechos fue notable el desacuerdo entre la misma
Policía que los agentes de Tesalia no concordaban de ninguna manera con la
conducta con la Policía de Neiva que en las palabras de los de Tesalia
expresaron: “la cagaron feo”. Poco
tiempo después de este atropello la seguridad privada de la empresa amenazó los
integrantes del bloqueo, haciendo disparos al aire con una metralleta uzi. Horas después llegó un policía de tránsito,
“disculpándose” por los hechos y pidiendo permiso para permitir el
regreso de las motocicletas y la grúa de la Policía, que solo acompañaba
la caravana hasta Gigante. Dados los hechos, ASOQUIMBO indicó que los
agentes debían esperar hasta la mañana siguiente, exceptuando un agente
que se accidentó en la moto, para que fuera atendido por una
ambulancia. Incluso un militar del sector corroboró que era mejor
esperar hasta mañana. En varias oportunidades que negamos el permiso
de paso, el Policía de tránsito respondía amenazante diciendo que
“tenían la manera de sacarlos si decíamos que no”. A las 4:00 de la
mañana del día siguiente se dejó pasar a las motos y a la grúa, luego de
que una ambulancia viniera a atender a los integrantes lesionados de
ASOQUIMBO.
Los bloqueos del Paro se han levantado en algunas partes del
Huila y el resto del país, pero el Paro Agrario Nacional y la lucha de la
población afectada por la construcción del Proyecto hidroeléctrico El Quimbo,
la extracción de la petrolera Emerald Energy en el Páramo de Miraflores y el
Plan Maestro de Aprovechamiento del río Magdalena aún sigue. Las poblaciones impactadas por la locomotora
minera-energética y las políticas neoliberales del Estado no se dejaran
arrancar su existencia tan fácil. Si el gobierno nacional no asume una posición
que respete la dignidad y las necesidades de la población rural, que es la
columna vertebral de este país; los
pueblos seguirán luchando y presionado a un Estado que impone políticas que
están destruyendo la Tierra y las comunidades que subsisten de ella.
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