A raíz de la lucha y la defensa de la Madre Tierra, nuestro
territorio, los ríos Huacayo-Yuma-Magdalena y Cuacua-Suaza, nosotros y nosotras los Jaguos , habitantes
originarios de la Jagua y sus cercanías,
hemos comenzado a conversar, pensar y reflexionar colectivamente sobre de
que venimos, quienes somos y quienes
queremos seguir siendo y por qué.
En esta minga de pensamiento hemos ido rescatando la memoria
colectiva de nuestros abuelos y abuelas, ante pasados y territorios,
reconstruyendo así historias de capturas, resistencia, asimilación y migración
que unió a familias de los Pueblos Indigenas Andakí, Tama, Yalcón, Pijao y Nasa entre
si y también en veces con europeos y
personas mezcladas que venían de afuera.
Sin embargo, sabemos que somos de aquí. Con mucha humildad y
necesidad de orientación, estamos andando un camino de esperanzas y deseos de
la revitalización de nuestra identidad, cultura y lengua originaria, mientras
que seguimos adelantando nuestra lucha digna por la liberación de la Madre
Tierra - Mijina- Uma Kiwe - Pachamama.
Este proceso nos ha llevado a documentar el conocimiento de
nuestros mayores, buscar en lo que ha sobrevivido de los archivos de la Jagua,
investigar documentos en la de siglos pasados, dialogar con hermanos y hermanas
del Consejo Regional Indígena del Huila- CRIHU y conociendo de nuevo nuestro
territorio por medio de recorridos territoriales.
Poco a poco estamos ubicando los sitios sagrados,
haciéndoles ofrendas y cuidándolas. Un primer paso importante ha sido el
re-reconocimiento de la unión de los dos ríos como un lugar sagrado. Al igual ese unir los valles del Alto
Huacayo y el Cuacua, también unen los territorios de distintos pueblos y de las
bio-regiones del Valle del Suaza-Cordillera Oriental con el Alto Magdalena y el
Macizo Colombiano.
Esto apenas comienza y falta mucho que hablar, recorrer y
reflexionar para tejer mayor unidad de pensamiento y acción entre todos y todas
quienes nos sabemos de aquí, estos son los primeros pasos hacia un camino de la
descolonización. Después de más de 500 años de violencia, memoria robada y
negada, hay mucho que desaprender de lo
que fue impuesto antes de poder comenzar procesos de aprendizaje sobre lo
propio, lo autóctono de acá.
Buscamos recuperar una relación verdaderamente harmónica y
equilibrada con la Tierra, los animales, las plantas, humanos y todo el
territorio.
Una parte importante de este proceso de liberación y
descolonización es el recorrido territorial, la exploración de nuestro
territorio colectivamente, para observar, apreciar y a la vez, desaprender las prácticas
de dominación y extracción que el colonialismo nos ha inculcado desde la
llegada de los invasores españoles. Igual que nosotros, todos los habitantes de
la Tierra tienen el derecho del “buen vivir”.
En estos recorridos, gracias al consejo de mayores en la
comunidad, pudimos encontrar las huellas que nuestros antepasados dejaron
talladas en las peñas cerca del pueblo. Una variedad de imágenes de personas,
animales, plantas y otros diseños son de lo poco que queda ya que siglos de
agua, tierra, erosión y tiempo ha borrado mucho de los detalles que fueron
marcados en la piedra. También se ve como personas ignorantes e/o irrespetuosas
han rayado algunas partes de estas peñas con sus nombres, fechas y otras
escrituras arbitrarias en un sitio sagrado.
Nosotros y nosotras Jaguos, habitantes originarios del
territorio que une los dos ríos Huacayo y Cuacua, demandamos de inmediato la
protección de este legado milenario de nuestros antepasados, la cancelación
permanente de la licencia ambiental del P.H. el
Quimbo, que el Batallón Especial Energético José María Tello sea
completamente retirada y la creación de
una Reserva Campesina Agro-Alimentaria de manera que se protejan los sitios
sagrados y los ecosistemas vitales del territorio. Exigimos que se reconozca
nuestro proceso Jaguo de descolonización para poder recuperar la memoria, identidad, territorio y seguir adelantando
este camino ancestral. La recuperación de la relación con nuestro territorio es
imprescindible para este proceso y
cualquier proyecto que deteriore los ecosistemas es un proyecto de exterminio
para todos los habitantes, nosotros incluidos.
¡Jaguos por una
Reserva Campesina Agro-Alimentaria!
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