Bienvenidos a la Jagua!! Con brazos abiertos nos da mucho
gusto recibir a nuestros hermanos y hermanas de los Pueblos Yanacona-Quechua,
Nasa, Misak y los otros Pueblos
presentes. Aunque más conocido por casas coloniales y leyendas de brujas
hechiceras y chismosas, la Jagua es mucho más. En la unión de nuestros dos ríos
el Guacahayo/Huacayo o Yuma (el Magdalena) y el
Cuacua (el Suaza), tomamos un gran paso en la recuperación de nuestra
identidad, cultura y territorio.
Fundado como Nuestra Señora de la Limpia concepción
de la Jagua por la diócesis de Popayán, este asentamiento indígena existía
antes de su fundación de la Colonia Española en 1540 con el propósito de evangelizar.
Este territorio entre los aguas de los dos ríos siempre ha sido un lugar
sagrado, ceremonial y compartido entre varios pueblos. Como los ríos, se unían los
territorios de las grandes naciones de
los Andakies, los Tama y los Yalcones, aunque los habitantes originarios de esta zona
siempre se han conocido como los Jaguos. Por los aguas de los ríos se
comunicaban con otros Pueblos como los Nasa y Pijao.
Desde antes de la separación de Garzón de la Jagua en el año
1783, la Jagua ya era su propio municipio,
sobrevivió una inundación del río Suaza en el año 1827, la perdida de
parte de su territorio para crear el Municipio de Altamira en 1853, hasta que
finalmente fue suprimido como municipio y anexado al Municipio de Garzón en el
año de 1937 de donde depende hasta el día de hoy.
Hoy la Jagua ya no es un
resguardo, ni municipio, pero igual a nuestros antepasados la Cacica Gaitana y
Pigoanza, aun resistimos después de 472 años. Nuestras tejedoras de fique son
las más respetadas por estas tierras, nuestros suelos se siguen cultivando y
los ríos pescando, nuestros artesanos siguen tallando piedra y madera y los jóvenes siguen
creando arte y cultura.
Nuestra identidad, sentimiento de pertenencia y arraigo se
ha perdido. Hoy luchamos por un territorio que antes de la multinacional
Emgesa-Endesa-Enel en su gran mayoría fue controlado por terratenientes, y hoy
tenemos el Proyecto Hidroeléctrico el Quimbo, la petrolera Emerald Energy en el
Páramo de Miraflores y tenemos el Batallón Energético José María Tello encima
del pueblo. El progreso y seguridad vino
para sacar a los Jagueños y las Jagueñas del territorio.
Tenemos una herencia ancestral
y cultural muy rica y viva pero a punto del olvido y abandono por la mayoría. Todavía
tenemos la oportunidad de fortalecer y rescatar lo propio. Los habitantes
originarios del “Entre Aguas” de los dos ríos y alrededores necesitamos esculcar
nuestros raíces y reapropiarnos de nuestra lengua y espiritualidad originaria,
cuidar y no explotar a la Madre Tierra, volver a mantener los sitios sagrados,
proteger las guacas de nuestros ancestros y liberar el territorio para poder
sanarla para la naturaleza y ecología se restablecen y poder brindarnos con
alimentos, medicina y materiales.
Este es un llamado a todo y toda
Jaguo que se reconozca su descendencia y que se asume su arraigo a este
territorio desde mucho antes de la llegada de Añasco. Los indígenas de la Jagua
nunca se desaparecieron, nunca se fueron a otra parte, siempre han estado aquí,
dormidos, unos mezclados, pero aquí están. Jagueña, Jagueño, mire en el espejo
y mira en esos ojos y despiértate. No ignora de donde bienes. Seguimos
adelante, en la defensa y la liberación de la Madre Tierra, recuperando nuestra
memoria, territorio e identidad, paso tras paso.
¡Jaguos de Asoquimbo
por una Reserva Agro-Alimentaria!
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