Desde que iniciamos este proyecto llamado Polinizaciones en el año 2007, nosotras las abejitas del Colectivo de Diseño la Colmena que vivimos acá en el sur, en Abya Yala, hemos tenido el gran privilegio de compartir con varias comunidades en territorios tan bellos y majestuosos como los y las habitantes de esas zonas. Con nuestra participación en el proyecto de Contraexpediciones organizado por el Museo de Antioquía tuvimos el privilegio de poder conocer, compartir, soñar y crear con otra comunidad y otro territorio que nos deja muy alegres y agradecidxs por esta oportunidad tan especial.
Contraexpediciones, la tercera exposición que hace
parte de la Plataforma Antioquias, articulará diversas miradas históricamente
legitimadas y modelos de representación sobre mundo natural, con visiones artísticas
contemporáneas y experiencias colectivas y comunitarias en diferentes
territorios en relación a su entorno “natural” fundamentalmente en la región de
Antioquia, con el objetivo de evidenciar y reflexionar acerca de tensiones
entre grupos sociales, sus territorios y recursos. El ideal colonizador
implícito en el término expediciones, como las ocurridas en Colombia
en el siglo XIX, lleva el Museo plantear una serie de contraexpediciones que
visibilicen las múltiples miradas a los territorios y la construcción
colaborativa de conocimiento sobre estos. Como resultado de estas residencias
se realizará una exposición en el Museo de Antioquia que dará cuenta los
proyectos desarrollados en la región de manera simultánea con otros
desarrollados en la ciudad de Medellín.
El Colectivo de Diseño la Colmena fuimos
invitadxs a participar en una residencia artística como parte de este proyecto.
Como grupo tenemos una política fuerte de romper el monopolio que las ciudades
tienen sobre el arte y cultura; y en cambio proponemos llevarlo al campo, al
monte, a las comunidades rurales y con esta propuesta de trabajo hicimos
exactamente eso. La verdad, faltaban días para comenzar nuestra residencia
artística y aún no habíamos ubicado una comunidad que nos pudiera recibir, en
último momento fuimos nosotras las escogidas por los habitantes de San Bernardo
de los Farallones en el Municipio de Ciudad Bolívar en el suroeste Antioqueño, mejor
conocido como Farallones.
El primer día presentamos el telón de
Mesoamérica Resiste a lxs estudiantes de octavo y noveno del IER, también
mostramos fotos y les contamos sobre los murales que pintamos en La Jagua, Huila y Retalteco, Petén, Guatemala. Los siguientes días, personas
de la comunidad nos llevaron a lugares sagrados y especiales, pero también
vimos las problemáticas de la región que está amenazando estos espacios. A poca
distancia de la cascada conocida como “Cola de Caballo” estaba un socavón, una
mina de oro. Aunque había un aviso de Corantioquia y la Gobernación de Antioquia declarando esa mina ilegal y cerrada;
un cerro de escombros salía de la mina y llegaba a la orilla de la quebrada,
las tuberías regadas por el río y las herramientas dentro de la mina fueron
evidencia suficiente de que en esta mina se sigue trabajando. También por todas
las montañas se veía cómo la frontera agropecuaria seguía avanzado, subiendo
por la montaña talando bosque y dejando peladeros para sembrar monocultivos de
café. Pocas fincas aún emplean técnicas de agricultura ecológica, sin embargo
hay unas cuantas.
Además de reconocer y rescatar memoria y
conocimiento del territorio, otra parte importante del proceso de crear los
murales consistió en que los y las estudiantes perdieran el miedo de soñar, a
equivocarse, a crear y aprender. A demás de los estudiantes que desde el
comienzo tenían toda la buena voluntad de colaborar, fue bonito ver como los y
las jóvenes que temían un poco agarrar un pincel o brocha iban perdiendo el
miedo durante el proceso y participaban en la creación de las imágenes. Los dos
murales en el pueblo muestran no solamente la diversidad de plantas, animales y
de territorio que todxs tenían que estudiar para representarlos adecuadamente allí,
también muestran la diversidad de estilos artísticos, miradas y gustos de todas
las personas que participaron. Durante
los días que se realizaron los murales, las vecinas de la cuadra donde
estábamos pintando fueron increíblemente amables y acogedoras con nosotrxs dándonos
jugos fríos para tomar bajo el rayo de sol y dejándonos guardar los materiales
en sus casas.
Además de los dos murales en el pueblo se
hicieron varias intervenciones artísticas, así como un tercer mural que fue pintado
en el IER. El mural fue idea de un
estudiante Embera Chamí que conto la historia de cómo una gran serpiente creó
los ríos con su cuerpo. El último día después de terminar ese mural tuvimos la
oportunidad de visitar la comunidad del estudiante, el Resguardo Hermeregildo
Chakiama y reunirnos con el gobernador y lxs profesores de la escuela del resguardo
para compartir experiencias. Pudimos contarles qué era lo que hacíamos con lxs
estudiantes y los murales y también mostrar y narrarles el telón grande de
Mesoamérica Resiste, dejándoles afiches de la gráfica a lxs profesores para
usar en sus salones. Todas las personas expresaron que les gustó mucho el
trabajo y quedamos invitados para regresar a pintar murales en la comunidad y
compartir las otras campañas graficas de la Colmena.
Al comenzar el Cabildo los concejales de
Ciudad Bolívar liderados por el presidente del Consejo, intentaron matar el
espacio del cabildo abierto por medio de la burocracia, imponiendo un protocolo
donde las únicas personas que podían hablar en el cabildo, fueron personas que
se habían inscrito con más de tres días de anticipación. Las abejitas
preguntamos a todas las personas que pudimos en el auditorio si sabían de esa
norma antes y todxs respondieron que no.
Pasaron al frente una cantidad de
personas de distintos conocimientos incluyendo abogados, ingenieros químicos,
profesores, el anterior alcalde del municipio de Andes, representantes de Corantioquia y otrxs todos
dando buenos argumentos del porque los Farallones de Citará se deben volver un
área protegida, respaldar la agricultura ecológica y rotundamente rechazar la
minería. Cada vez que personas en la
audiencia aplaudían o intentaban hablar o preguntar, el presidente del consejo
amenazaba con suspender el cabildo abierto o traer la policía para sacar a esas
personas, patéticamente escudándose en una norma de “no poder mostrar
parcialidad”. Aunque el espacio del
cabildo abierto quedó frustrado por la burocracia e intereses de los concejales,
no cabe duda de que la población de Farallones, Ciudad Bolívar y muchas
personas en el suroeste Antioqueño no quieren a la minería y sí quieren café,
quieren sus montañas con bosques y quieren el agua, y están dispuestos de
defender su territorio ante esa amenaza.
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