In ENGLISH: Emerald Energy Exploits Colombian Andes
Una densa neblina fluye sobre un paisaje de la cordillera oriental siendo dispersada a veces por el viento constante que eleva nubes y permite ver lagunas, bosques de alta montaña y páramo. Descendiendo del Alto Magdalena se encuentran docenas de comunidades campesinas que producen una gran variedad de frutas y vegetales, además de criar animales no solamente para su sustento, sino para alimentar a las principales ciudades de Colombia. En los municipios de Gigante y Garzón (Huila), este paisaje idílico se ve interrumpido por varias plataformas petroleras que pertenecen a la empresa Emerald Energy PLC.
«Emerald Energy está destruyendo nuestra tierra y agua —explicó Armando Acuña, concejal de Garzón—. Sus exploraciones sísmicas con explosiones subterráneas están causando derrumbes, la tierra se hunde, casas y cultivos están siendo destruidos y estamos perdiendo nuestra agua».
Emerald Energy fue fundada en Londres en el año 1996 y su primera licencia de exploración fue otorgada en el Bloque Matambo de Gigante. Después de perforar su primer pozo en 1998, la empresa comenzó a expandir sus operaciones rápidamente; construyó varias plataformas en Matambo además de conseguir nuevas licencias en los Llanos Orientales, el Magdalena Medio y la Amazonía. También durante este tiempo inició operaciones en Perú y Siria.
El 9 de agosto del año pasado el Ministerio de Ambiente otorgó la Licencia Ambiental 1609 a Emerald Energy permitiéndole instalar cinco nuevas plataformas con capacidad de tres pozos cada una en el Bloque VSM 32, más arriba del Bloque Matambo. Este territorio es esencial para la seguridad alimentaria de la región, provee agua para más de 200.000 personas y contiene ecosistemas únicos y sensibles que están protegidos como parte del Parque Natural Regional Cerro Páramo de Miraflores Rigoberto Urriago y la Reserva Protectora de la Amazonía.
Cuatro meses después del otorgamiento de la licencia, el campesinado opuesto al proyecto se unió en el pueblo de Zuluaga. «Creo que todos acá estamos unidos contra la grosería que la Emerald ha hecho aquí en la región —dijo el anterior gobernador del Huila, Luis Jorge Sánchez García—. Nosotros aquí simplemente nos toca trabajar todos unidos a ver qué está pasando porque no consideramos que el crecimiento de la exploración y explotación del petróleo se haga a costa de la totalidad de nuestros recursos naturales. Si hay alguna afectación de aguas, no es solamente una vereda; es a toda una región. Con la información que tenemos hoy yo diría que la presencia de la Emerald no es provechosa para la región».
Emerald se transfiere
Aunque Emerald Energy es un sociedad británica ya no es controlada desde el Reino Unido. En el año 2009 la empresa fue comprada por la megamultinacional energética y química Sinochem Corporation por 875 millones de dólares, después de que Emerald declarara 86 millones de dólares en ingresos el año 2008.
Fundada en el año 1950, Sinochem es la empresa trasnacional más grande de China que originalmente fue operada por el Estado. Durante el año de la adquisición de Emerald Energy, Sinochem se convirtió en una entidad privada que hoy tiene más de 100 filiales en el mundo e incluye inversionistas como JP Morgan, Standard Life y Legal & General. En el año 2011 la publicación Fortune Global 500 declaró los ingresos de Sinochem de 49.535 millones de dólares y que empleaba más de 50.000 personas.
Después de ser adquirida por Sinochem, la disposición de Emerald para compartir información sobre sus actividades con el público cambió completamente. A comienzos del año 2010 la página de internet de Emerald Energy fue purgada de toda la información que contenía dejando solo una página con información de contacto y un aviso que señalaba: «Emerald no provee comentarios sobre las actividades de la empresa».
La página anterior a la adquisición de Sinochem incluía información detallada y mapas de todas las operaciones de Emerald. Describía que el Bloque Matambo se extiende a lo largo de una zona de 69 kilómetros cuadrados y que la empresa tiene derechos exclusivos de explotación de la región hasta el año 2024.
La huella en el rostro de Matambo
La forma en que la empresa está desarrollando su actividad de exploración y explotación tendrá impactos profundos para el páramo y otros ecosistemas sensibles de la región. Únicos en América, los páramos se encuentran principalmente en la Cordillera de los Andes; para ahondar lo preocupante del tema, más del 60% de estos ecosistemas se encuentran en Colombia. Su vegetación es una mezcla particular de líquenes, musgos, algas y pastos con una capacidad enorme de retención de agua que produce los nacimientos de los ríos más importantes del continente como el Orinoco, el Magdalena, el Cauca y el Amazonas.
El Bloque Matambo —que se ubica a menor altitud que el páramo en el pie de monte del Alto Magdalena— recibe su nombre de la montaña que tiene por forma el rostro de un gigante, que según las creencias locales algún día se levantará de la tierra. Adyacente al Bloque Matambo, el Cerro de Matambo fue nombrado por un guerrero indígena de los levantamientos de la Cacica Gaitana en contra de los invasores de la corona española en el departamento del Huila durante la década de 1530.
Según la Asociación Intersectorial Gigante y Garzón (AISEG), desde que el Bloque Matambo inició operaciones la región ha visto como la tierra y el agua se han deteriorado. En el año 2000, dos años después de que el Pozo Gigante I fue perforado a 4.815 metros, «hubo una explosión que resultó en un incendio que ardió por 25 días con una llama que medía 30 metros de altura obligando la suspensión de las operaciones —explicaba Jorge Enrique Alvarado, concejal del municipio de Gigante—. Toda esta zona estuvo cubierta por una nube gris por más de un mes y la zona cerca del pozo tenía petróleo quemado y las cenizas que botaba se acumulaban sobre los cultivos, el ganado y las lagunas de piscicultura».
Alvarado está siendo citado regularmente por habitantes de la región, los campesinos de las distintas veredas que están resistiendo las actividades de la Emerald, particularmente protestando por las resoluciones que el Ministerio de Ambiente emite casi anualmente apoyando las operaciones extractivas de la empresa.
Alvarado y otros habitantes de la región son críticos de la Resolución 0647 del año 2008. Esta resolución permite la construcción de tres nuevas plataformas en el Bloque, cada una con una capacidad de hasta cuatro pozos. La resolución también actualizó los requerimientos de manejos de desechos, uso de agua, mantenimiento de las vías locales y una obligación de invertir el 1 % de los costos del proyecto en programas de conservación de agua y medio ambiente para el beneficio de la comunidad.
«Como parte de esa resolución —explicaba Alvarado— la empresa tenía la obligación de trabajar directamente con la comunidad para implementar un proyecto de educación comunitaria acerca del manejo ambiental con la CAM [la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, institución que se encarga del control y la conservación de los recursos naturales de la zona señalada] y reforestar un mínimo de 11 hectáreas. Ninguno de estos requisitos ha sido cumplido; las reparaciones y la expansión de las vías desgastadas por el uso fue una obligación que había que cumplir ese año, recién lo están comenzando ahora tres años después».
Un ejemplo de las consecuencias de estas obligaciones no cumplidas se puede ver en la vereda del Cascajal sobre el río Loro, una fuente hídrica vital para la agricultura y los ecosistemas de la región.
En el año 2009, la Resolución 0479 fue otra muestra de la forma en la que el Estado apoya los intereses de la empresa a costa del bienestar de los habitantes de la región. En dicha resolución el Ministerio de Ambiente permite que Emerald use agua del río Loro para ser inyectada en el Pozo Cascajal I.
El pozo ha creado tanta erosión y ruido que la escuela de la comunidad se ha visto obligada a abandonar su edificio nuevo que está apenas a 50 metros de la plataforma y volver a la estructura vieja que se está cayendo en la que los baños no funcionan y cuya ubicación representa un riesgo adicional, pues la escuela vieja está situada al lado de una peña que está en avanzado estado de erosión. «La petrolera nos obligó a volver a nuestra escuela vieja —decía una estudiante de quinto de primaria—; no podíamos enfocarnos por el ruido de las máquinas y la llama al lado de nuestra escuela nueva».
«Constantemente tengo migrañas desde que la petrolera comenzó a operar en la zona de la escuela —dijo la profesora Amparo Montealegre, parada frente a una pared agrietada—. Esta escuela ya está vieja pero además con las explosiones sísmicas que hace la empresa y estando al lado de la peña es demasiado peligroso para los estudiantes».
Las comunidades defienden su territorio
A comienzos de enero las comunidades afectadas por Emerald Energy PLC se unieron con otros movimientos sociales ambientales del Huila para crear el Movimiento Regional por la Defensa del Territorio. El Movimiento tomó como blanco el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo, en construcción en el centro del Huila por la empresa Enel-Endesa-Emgesa. Este proyecto, según las organizaciones de activistas ambientales, pondrá en riesgo el medio ambiente de la zona, la seguridad alimentaria y el tejido social y económico, además de desplazar comunidades campesinas enteras. Durante dos semanas y desde el 3 de enero, casi 1.000 personas del movimiento regional bloquearon la carretera que conduce a la zona de construcción paralizando la obra.
Un bloqueo parecido ha sido utilizado para parar la expansión de la actividad de Emerald en la región. «Desde noviembre del año pasado hemos estado bloqueando la entrada de las instalaciones del Bloque VSM 32 y no pretendemos permitir entrar nada de maquinaria», dice Alberto Calderón, integrante del AISEG, sobre la posición de las comunidades afectadas por las actividades de Emerald Energy en la región.
El campesino vive con su familia en una pequeña finca autosuficiente con animales y en donde cultiva café, aguacate, cebolla, cacao y otros alimentos. Su predio es adyacente al Pozo Iskana I de Emerald. Esa proximidad obligó a Calderón y a su familia a integrarse a la resistencia, escenario que se ha repetido en otros lugares del mundo donde una cultura local, autónoma y sostenible se enfrenta con la maquinaria del llamado progreso nacional que disfraza al lucro privado.
«Nada de lo que nos han traído ha sido positivo —decía sobre Emerald—. Nuestros ríos se están secando. Han fomentado divisiones dentro de la comunidad y nuestra juventud ya no quiere trabajar la tierra después de trabajar para la empresa. Somos campesinos y trabajar la tierra es lo que sabemos, es nuestra cultura. Las empresas petroleras están trayendo culturas y prácticas que no conocemos y no queremos. Nosotros, los pueblos de la zona de Miraflores nos hemos concientizado sobre lo que está ocurriendo y no dejaremos que nos desplacen de nuestro hogar», afirmó Calderón.
En reuniones que la gobernadora del Huila, Cielo González, tuvo a finales de enero con el representante de asuntos legales de Emerald, Juan Manuel Cuéllar, éste defendió el compromiso de la empresa hacia las comunidades afectadas. «Emerald ha participado en la construcción de aulas escolares de la escuela de Alto Corozal y también en el mejoramiento del comedor escolar en Los Medios, Bajo Corozal y el Instituto Educativo de Silvania y más de 35 viviendas. La empresa ha invertido más de 4,3 millones de dólares en reparaciones y mantenimiento de las vías de la región».
El 15 de febrero Cuéllar tuvo otra reunión en Neiva con González. «Las licencias ambientales otorgadas para el Bloque VSM 32 son de las más estrictas del país —Cuéllar dijo en la reunión—. La empresa va a cumplir con responsabilidad y vigor y de ninguna manera se realizarán exploraciones dentro de los límites del Parque Regional Natural Cerro del Páramo de Miraflores».
Cuéllar ha detallado otras maneras en las que Emerald ha ayudado a las comunidades locales con mantenimientos de las vías, reparando estructuras y haciendo otras inversiones para disminuir el impacto de las activadas de la empresa. «El Bloque Matambo tiene tres pozos en producción y tres más en proceso de perforación. Estos yacimientos están generando aproximadamente 2.500 barriles de crudo al día de los cuales se paga el 20 % en regalías a los municipios», explicó.
Cuéllar no respondió a preguntas sobre qué medidas está tomando la empresa para minimizar los impactos negativos al medio ambiente en el Bloque VSM 32, como tampoco a qué distancia quedaban los cinco pozos de este bloque de la frontera del Parque Miraflores o qué posición tiene la empresa ante la situación de la escuela del Cascajal.
La lucha por Miraflores
Arriba del Bloque Matambo, la temperatura baja, el piso térmico cambia y los cultivos y ecosistemas se adaptan a condiciones ambientales distintas. Esta es la zona del Parque Regional Natural Cerro Páramo de Miraflores Rigoberto Urriago y del Bloque VSM 32 donde campesinos indignados han estado bloqueando los cinco nuevos pozos de Emerald.
El Parque de Miraflores fue establecido en el año 2005 después de años de lucha local por la defensa de los ecosistemas esenciales para la vida de todos. La zona es el hogar de una gran variedad de biodiversidad incluyendo especies en peligro de extinción como el oso de anteojos (Tremarctos ornatus), el puma (Puma concolor) y el lorito cadillero (Bolborhynchus ferrugineifrons), que es una especie endémica; adicionalmente, existen muchas especies de plantas, hongos, aves y mariposas.
Rigoberto Urriago, campesino, ambientalista y héroe local luchó para proteger a Miraflores y fue parte de la comisión que trabajó para establecerlo como Parque Natural Regional. Tras el asesinato de Urriago en 2010 el parque añadió su nombre al título. Sus asesinos no han sido procesados por la justicia colombiana.
En las altitudes más bajas de esta zona está el poblado de Silvania, en la mitad de un mar masivo de cultivos de café. «Esta región contribuye a la seguridad alimentaria de toda Colombia. El café, plátano, lulo, granadilla y otro cultivos producidos acá son exportados a todas las grandes ciudades del país como Bogotá, Cali y Medellín», explicaba el comerciante Edgar Quintero, también integrante de la mesa directiva de la AISEG, sentado en la plaza de Silvania y tomándose un tinto de los cafetales de la región.
«Esta nueva licencia permite a Emerald hacer operaciones de exploración y explotación hasta 1.900 metros sobre el nivel del mar», detallaba Quintero. Los acueductos de Gigante y Garzón están ubicados a una altitud de 1.800 metros, «si hay un derrame o explosión sería un desastre porque el agua que usamos para beber y para el riego viene de fuentes que quedan abajo de la zona donde estarían estos nuevos pozos», dice Quintero.
Más arriba de la zona agrícola, a menos de tres kilómetros del Pozo Iskana I está el borde del Parque Miraflores. «La empresa y el Ministerio de Ambiente están socializando información falsa de que la zona más alta del páramo, donde están las lagunas, es lo que está protegido —aclaraba Calderón—. Pero los bosques de neblina y todo el páramo deberían estar protegidos según la labor que se hizo para proteger y crear el Parque de Miraflores. Nosotros los campesinos luchamos por muchos años contra los cultivadores de amapola y los aserradores ilegales para poder proteger esta región. Hubieron muertos para poder lograr la protección de esta zona y después de todo ese esfuerzo el Gobierno simplemente está entregando nuestro territorio a una empresa multinacional».
«Dentro del Bloque Matambo la Emerald Energy ha destruido la tierra y el agua, ha devastado la autosuficiencia de las comunidades y ha hecho muy poco para poder remediar esto —añadía Calderón—. Ya se ve que los pozos de Iskana están demasiado cerca de la Quebrada de Guadaleja y de la zona de amortiguamiento del parque. Si no paramos a la Emerald Energy en el Bloque VSM 32 va a ser igual o peor que el Bloque Matambo».
La gobernadora González ha ofrecido muy poca esperanza para los habitantes de la región. A comienzos de marzo cuando anunciaba que se iba realizar una mesa de concertación sobre El Quimbo y Emerald Energy con el ministro de Ambiente, Frank Pearl, en Neiva, la gobernadora reprodujo el pronunciamiento del ministro: «De entrada no se puede entrar a revocar la licencia —declaró González—. Pero queda abierta la puerta para hacer los ajustes y modificaciones a las quejas que tengan fundamento y pruebas».
En la mesa de concertación el alcalde de Gigante, Iván Luna Ortiz, declaró al ministro su oposición a la explotación de “oro negro” en su municipio. «En el foro de regalías que se realizó esta semana en Neiva unánimemente a los municipios nos llama la atención la explotación petrolera porque ya no tenemos derecho ni a lo mínimo —exponía Luna Ortiz—. Para acceder a esos recursos será un viacrucis, no sabemos a dónde se deben presentar los proyectos y fuera de eso no tenemos la autonomía para administrar unos infelices 345 millones de pesos porque nos creen incapaces de hacerlo».
La Resolución 1609 del año pasado otorga derechos de explotación petrolera en un área de 23 hectáreas que contiene ecosistemas protegidos como páramo y bosque de neblina, al igual que una zona agrícola supremamente productiva donde se cultiva lulo, granadilla, café, aguacate, tomate de árbol, mora y otras frutas y vegetales.
Mirando al atardecer desde el lado occidental de la cordillera oriental, Calderón observa el paisaje fértil de cultivos pensando en un futuro incierto: «La lucha por esta tierra, el agua, los bosques y el páramo no es solamente para nosotros y la tierra, pero es para que nuestros hijos e hijas tengan algo de qué vivir en este mundo que se está degenerando tan rápido por el cambio climático».
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