En el año 2012 la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo, Cerrejón, ubicada al sur del departamento de La Guajira, presentó el proyecto para extraer un filo de carbón de 500 millones de toneladas de carbón que se encuentra debajo del cauce del río Ranchería, obligando el desvío del río 26 km de su cauce. La Guajira se levantó en defensa de su río más importante y Cerrejón dejó el proyecto quieto. Tres años después intenta presionar los permisos para desvío del arroyo Bruno con el mismo propósito de antes y chantajeando con despedir cientos de trabajadores de la mina.
El Arroyo Bruno nace en la serranía del Perijá y según Cerrejón es uno de los 51 afluentes que tributa al Ranchería, contribuyendo 3,6% al caudal y también es la fuente hídrica de los Municipios de Maicao, Hato Nuevo y Albania. Como intentaron antes, Cerrejón pretende que de los últimos 4,8 kilómetros del Bruno se desvíen 3,6 km en el municipio de Albania. Ese tramo lo correrían unos 700 metros hacia el norte facilitando la expansión de los límites actuales de la mina en 170 hectáreas y el acceso a nada menos que 35 millones de toneladas de carbón. El no poder hacerlo la empresa amenaza que estarían en juego 600 empleos, $500.000 millones en compras a la región y $3,7 billones de regalías y que perderían 3 millones de toneladas anuales. Este chantaje y matoneo de la empresa no es por nada, este monstruo minero tiene proyectado la ampliación minera denominado P40 con el cual se pretende incrementar la producción de 32 a 40 millones de toneladas anuales a partir de este año (2015) para tal fin esta multinacional invertirá US$1300 millones.
Si bien logrado esto la región se beneficiará con cinco
mil trabajos durante lo que dure el proyecto, lo que no menciona son los
impactos que tendrá, las consecuencias que tendrá que asumir el pueblo
Guajiro. Desde que Cerrejón empezó a
explotar carbón los suelos se han empobrecido; más de doce arroyos tributarios
del Ranchería, ojos de agua y manantiales se han secado; las aguas superficiales y subterráneas se han
contaminado; la destrucción de 12.000 hectáreas de bosque seco tropical; además
del desplazamiento forzoso de más de
20.000 guajiros y la destrucción de más de 10 poblados. Actualmente Hato Nuevo
y Albania con una población de 45.000 habitantes consumen diario 7,5 millones
de litros de agua, mientras que el Cerrejón se gasta diariamente para rociar las carreteras17 millones de litros de agua. En su
totalidad Cerrejón utiliza 35 millones de litros de agua al día, lo suficiente para
abastecer a 3 millones de personas. Según imágenes satelitales recientes, el río Ranchería tiene un caudal que se seca luego de pasar por el Cerrejón,
Lo que las cifras de toneladas de carbón, hectáreas de tierra y litros de agua no cuenta es el impacto social y cultural en la población Guajira. Al desviar el Ranchería, el Bruno o cualquier otro río o arroyo en La Guajira es condenar los habitantes del territorio al exterminio. Son los impactos que la empresa omite y no reconoce; que los Wayuu o los Afro ya no pueden tener sus rancherías y cultivar su yuca, plátano, auyama, maíz y fríjol; ya no pueden pastorear sus chivos y dejar las gallinas sueltas, ya no pueden preparar los mismo alimentos o recolectar del monte; ya no pueden ir al río, arroyo o jagüey para darle de beber a los chivos o lavar la ropa, bañarse o buscar agua para cocinar y tomar; y ya son obligados a tener que buscar dinero aunque el trabajo en la mina no es para ellos.
Ya el paisaje se vuelve otro; el territorio privatizado cubierto de minas activas, carreteras, torres eléctricas, tuberías, escombros de lo que eran montañas, cenizas de lo que eran árboles y agua contaminaba o seca. Ahora los Wayuu y los Afro, que antes vivían libres y autónomos en su territorio son reubicados en “ciudadelas” hechas por Cerrejón, que rompen con la cultura del pueblo Guajiro, de enramadas hechos de troncos y barro esparcidos sobre un territorio mezclado con cultivos, bosque y potrero terminan una parcela con filas de casas hecho de cartón concreto, sin arboles rodeado por una cerca de alambre de púas. Para los Wayuu el territorio y el agua es vida; el poder tener su ranchería, caminar libremente por su territorio con sus chivos, rodeado por plantas y bosques y todos los animales que viven allí que están allí por el agua, entonces lo que pone en peligro los bosque seco tropical, los arroyos, ojos de agua, los manantiales y el río, pone en peligro los Wayuu, los Afro y todos los Guajiros. Lo que Cerrejón pretende hacer es nada menos que un etnocidio y ecocidio.
Los animales silvestres que sobreviven esta masacre del territorio tienen su imagen prostituida por la empresa para su mercadeo corporativo y publicidad. Cerrejón es una empresa excepcional en su uso de lavado verde en toda la región donde opera. Por todas las carreteras de La Guajira se ven carteleras promoviendo el turismo con mujeres Wayuu sonriendo, niños liberando tortugas marinas y de tener cuidado con el ganado y la fauna silvestre que transita las carreteras.
Cerrejón tiene convenios con Conservación Internacional (CI), una organización ambiental institucional, que tiene enlaces con otras empresas de gran contaminación ambiental y destrucción social como Coca Cola, Northrop Grumman Corp., Starbucks y Shell. CI
es una entidad que por medio de fotos de biodiversidad y diversidad humana
crean una imagen de luchar por la conservación de biodiversidad, cuando
realmente son una fachada, una propaganda, lavan la imagen de empresas e
industrias que necesitan parecer que hacen bien por el medio ambiente, a través
de unos proyectos asistencialistas que no se comparan en escala a los salarios
de los gerentes de dichas empresas, ni a la destrucción y perdidas ambientales
que se generan.
CI es una agencia que legitima el capitalismo verde en un
planeta que no está muriendo, sino que está siendo asesinado por los intereses
de unos pequeños sectores económicamente poderosos. Además de cubrir los actos
de empresas multinacionales ecológicamente sucias, CI también sigue una
corriente de otras entidades ambientalistas como World Wildlife Federation y
Nature Conservancy que son han sido vinculadas
a proyectos de “conservación ambiental” que son impuesta a comunidades
locales e indígenas, las cuales muchas veces resultan en actos de violencia,
desplazamiento y hasta muertes para estas personas.
Las abejas hemos tenido experiencias con comunidades
indígenas en el Cauca que nos contaron de colaboraciones que tuvieron con CI
para realizar estudios de biodiversidad en su territorio para luego después CI
quedarse con todos los resultados de los estudios, robándose el conocimiento de
lxs mayores y del territorio.
Como este es el contexto en que el sur de La Guajira se
encuentra actualmente fue el punto de apoyo y articulación para respaldar a
las rancherías y colegios donde compartimos. A la primera comunidad donde
llegamos fue en el Municipio de Barrancas, a la escuela rural de la
comunidad de Campo Alegre. Rodeado por
árboles de Araguaney, ganadería y cultivos de algodón, estuvimos en un colegio
con niños y niñas todos hablantes del Wayuunaiki como idioma materno, siendo el castellano el
segundo idioma que manejan. Con ayuda
del profesor bilingüe se hizo un ejercicio de identificar los animales en el
afiche de Mesoamérica Resiste en castellano y wayuunaiki, luego los niños y
niñas coloreaban el afiche con crayolas. Desde la loma donde está el colegio se
puede ver en el horizonte, la inmensa mina del Cerrejón que va expandiéndose
hacia esta comunidad.
La comunidad siguiente donde polinizamos las campañas
gráficas, fue en la ranchería y colegio de Eulalia, la cual queda al lado de la
vía férrea que lleva el carbón de la mina del Cerrejón a Puerto Bolívar en la
Alta Guajira. La realidad de La Guajira es como se ve en la campaña gráfica de
Mesoamérica Resiste con la escena de militarización al lado de la mina, por
todas partes sobre todo de lado de la mina, la vía férrea y el puerto, hay
muchos militares. Cada tanto de kilómetros sobre la vía férrea hay una escuadra
de soldados que están acampando, cuidando esta infraestructura para la mina y
que viven cerca de, interactúan y conforman parte de la cotidianidad de las
comunidades Wayuu en el sector.
El taller en Eulalia era uno de los mejores que se ha
realizado, al llegar se guindaron los telones de “Mesoamérica Resiste” y “El
Verdadero Costo del Carbón”, luego se presentó un resumen. De allí las personas,
sobre todo jóvenes de la comunidad, formaron grupos y detenidamente analizaron
los telones y se clasificó la presentación de lo que analizaron. Cada grupo tuvo mucho interés en presentar lo
que miraron y el ejercicio se extendió hasta la noche usando un videobeam y
linternas para alumbrar los telones que se explicaban. Había unas participantes que estuvieron en el
taller que se hizo el año pasado en el Internado Akuaipa que vinieron
preparadas para participar y apoyar a las otras personas en su grupo. Después
del ejercicio dinámico con los telones se proyectaron unos cortometrajes, uno
que se realizó en la comunidad sobre la mirada Wayuu sobre las negociaciones en
La Habana y la paz y otra ficción hecho por personas de la comunidad sobre la
ceremonia Wayuu de la niña en su primera menarquia.
Otra tarde tuvimos otra visita corta a la comunidad de Nuevo
Espinal que como Campo Alegre que en el Municipio de Barrancas. Nuevo Espinal y
Campoalegre están en una región en donde el Cerrejón quiere expandir la
extracción minera y en este momento los representantes de la empresa se van
reuniéndose con muchos líderes de la región intentando de minimizar cualquier
posibilidad de que algún líder se asuma contrario a la expansión minera. En la
misma tarde que una persona de la Fuerza de Mujeres Wayuu fue a Nuevo Espinal
para hablar con las personas adultas de sus derechos ante los intereses del
Cerrejón nosotras las abejas nos encargamos de guindar los telones, realizar
una breve explicación con los y las adultos de la comunidad y después realizar
un ejercicio de colorear el afiche de Mesoamérica Resiste con la niñez de la
comunidad intentando recordar los nombres de los animales en wayuunaiki.
El último colegio que visitamos en esta ocasión con la
Fuerza de Mujeres Wayuu fue el colegio de la comunidad de San Francisco en las
afueras de la cabecera municipal de Barrancas. Originalmente iba ser para los
estudiantes de 4 º y 5º pero la emoción de los otros estudiantes al no poder
ver los telones desde las ventanas de sus salones, hizo que saliera toda la
escuela a participar. Los telones de Mesoamérica Resiste y el Verdadero Costo
del Carbón se guindaron y todos los niños y niñas se dividieron en tres grupos
respectivos, turnándose entre los telones explorando las temáticas y también
dibujando en sus cuadernos los detalles que más les llamaba la atención. En
este taller, nos dimos cuenta de algo que se veía un poco en los otros, los
niñxs que hablaban wayuunaiki no sabían bien los nombres de los animales. Las
profesoras les preguntaban identificar animales en el telón en wayuunaiki y
respondían en castellano, decían conejo en cambio de Atpana. Después les preguntamos si habían visto un
Conejo en su vida y respondieron que no. Allí nos quedó muy claro el ejemplo de
que perdida de diversidad biológica acompaña la perdida de diversidad
lingüística.
La última comunidad en esta visita en La Guajira donde
compartimos fue la ranchería de Jepimana vía Uribía desde Cuatro Vías. En
Jepimana hubo adultos, jóvenes uno que
otro niño y niña. Después de guindar los telones nos dimos cuenta después de
unos minutos de hablar en castellano que las personas no nos estaban poniendo
cuidado. Afortunadamente un compañero,
una joven y un joven del taller de Eulalia ya entendían los telones, tenían
experiencia previa con la dinámica y en wayuunaiki tomar control y explicaron
los telones a las personas presentes para el taller. La abeja sirvió como un
guía y ayudar a recordar temáticas del telón pero lo fuerte del taller lo
realizó las personas Wayuu que ya habían estado presentes antes demostrando de
como las comunidades se pueden apropiar y empoderarse por medio de las
herramientas ilustradas como son las campañas gráficas del Colectivo de Diseño
la Colmena. Incluso hablaron en wayuunaiki la problemática del lavado verde y
la fachada que Cerrejón y Conservación Internacional genera alrededor de la
minería de carbón en La Guajira usando un aviso de Cerrejón con tortugas marinas
en el periódico del Diario del Norte.
Como nos sucede a menudo, el tiempo en La Guajira con la
Fuerza de Mujeres Wayuu pasó muy rápido y quedamos con muchas ganas de volver
pronto para seguir polinizando y tejiendo en conjunto. Quedamos con
invitaciones para volver a todas las comunidades que visitamos para seguir
compartiendo el trabajo de las campañas gráficas como proceso pedagógico, pero
también invitaciones para participar otros proyectos sobre biodiversidad,
nombres propios y agro-ecología y permacultura. Esperamos poder volver pronto y
seguir compartiendo con las comunidades de la Fuerza de Mujeres Wayuu, apoyar
en los procesos de lucha y defensa del territorio en como en contra del desvío
del Arroyo Bruno y también crear y abrir los otros caminos para mejorar La
Guajira con los Wayuu y todo sus ecosistemas. Para facilitar un telón de
Mesoamérica Resiste a la Fuerza de Mujeres Wayuu o apoyar cualquier de las
otras iniciativas que se propone adelantar con la Fuerza se pueden poner en
contacto con: polinizaciones@gmail.com.
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