Desviar el Arroyo
Bruno es
como cortarle las venas
a Wounmainkat, nuestra
gran madre tierra
-Expresión
de una mujer indígena wayuu-
Mujeres y hombres
pertenecientes al pueblo wayuu, organizados desde el movimiento
Fuerza de Mujeres Wayuu, denunciamos
ante la opinión pública nacional e internacional una de las tantas pretensiones de la Empresa
transnacional el Cerrejón:
EL PROYECTO DE DESVÍO DEL
ARROYO BRUNO, UNO DE LOS PRINCIPALES AFLUENTES DEL RIO RANCHERIA Y EL ÚNICO RÍO CON EL QUE
CONTAMOS EN EL DEPARTAMENTO
DE LA GUAJIRA.
Hoy ante una realidad oscura, manifestado
desde las voces de mujeres wayuu que asumen la parte
fundamental del equilibro de todo ser wayuu, las sabedoras espirituales Outsu,
quienes a través de sus sueños y espíritus, a diario han manifestado grandes
preocupaciones al interior
de todo un pueblo; basado en un sufrimiento que se interpreta
como una de las peores tragedias históricas debido al
maltrato permanente que viene generando la empresa transnacional el Cer- rejón y los impactos
de la explotación minera a cielo abierto,
que de hecho es interpretada como una violación constante a Wounmainkat,
nuestra madre tierra; traemos este mensaje:
Este proyecto hace parte de
toda una estrategia perversa de la empresa -perteneciente en partes iguales
a BHP Billiton plc (Australia), Anglo American plc (Sudáfrica) y Glencore plc (Suiza)- y sus accionistas, quienes solamente buscan
generar ganancias para sus propios bolsillos y mantener el control
sobre nuestro territorio y sus bienes naturales bajo el amparo de los países
consumidores y su poder económico. Un poder que solamente se traduce en dinero y que ha sido para las y los indígenas wayuu,
el causante de sus peores
tragedias, ha traído
serias implicaciones socioculturales y la ruptura
del tejido social
de todo un pueblo que ha permanecido históricamente en su
territorio ancestral.
En la actualidad, la empresa transnacional El Cerrejón pretende una nueva afectación grave sobre nuestro territorio y recursos, el desvío del Arroyo Bruno, uno de los principales afluentes del rio Ranchería. La gravedad de dicha afectación es muy
importante si se tiene en cuenta la situación de sequía que existe en nuestro
territorio, y la contaminación y destrucción por remo- ción de los acuíferos
que se ha producido como consecuencia de las actividades mineras. El desvío del Arroyo Bruno
responde al proyecto
de expansión que tiene la mina para el 2015:
“(…) Cerrejón continuará con su proyecto de expansión P40, que tiene
como objetivo elevar la producción de 32 a 40 millones de toneladas anuales a
partir de 2015. Para llevar a cabo este crecimiento se contemplan inversiones de US$1.300 millones
(…)” . Este proceso hace parte del proyecto expansivo Nuevas Áreas
Mineras (NAM), el cual propone ampliar los tajos de Oreganal, Tabaco y La Puente. Es de recordar
que en el año 2011 la empresa Cerrejón
presentó un cuestionable
proyecto que tenía como objetivo explotar carbón que no se podía extraer
de otra forma sino desviando
el rio Ranchería debido a que en su subsuelo
se encontraría una inmensa
porción de este mineral en el territorio del departamento de La Guajira.
Este proyecto implicaba la explotación en modalidad de
cielo abierto de un tajo del río a desviar,
de unos 26 kilómetros.
Para continuar con su proyecto de ampliación, ahora la empresa
pretende la desviación de múltiples arroyos,
como lo son la del Arroyo Bruno, el Arroyo Los Estados y el Arroyo
El Salado. De estas desviaciones, la
que está actualmente en el debate local y regional es la
que se pretende hacer con el Arroyo Bruno. Ubicado
entre los municipios de Albania y Maicao al sur del departamento, este arroyo abastece a
comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas de las
zonas rurales y urbanas de dichos municipios. Sorprendentemente, en los planes
de compensación considerados en el proyecto
de desviación del río Ranchería, el Arroyo Bruno
se convertía en una de las fuentes más importantes que ayudarían a suplir el desabastecimiento de agua
que generaría la monstruosa intervención sobre el río. No contentos con el intento
de 2011, el Cerrejón hoy nos presenta un proyecto cuyo impacto es
igualmente dañino, no solo en términos ambientales, sino también desde el aspecto
de la vida de Woumainkat –madre tierra – dadora de vida en nuestra
cosmogonía Wayuu. Un desvío de esta
naturaleza, que implica una alteración de 3,7 kilómetros del Arroyo, materializa una violación
de nuestros derechos
funda- mentales y un impacto irreversible contra lo más sagrado de
nuestras relaciones con la vida misma.
Llamamos la atención
de las instituciones nacionales, así como de la comunidad
internacional, para que no permitan que nuevamente se vulneren los derechos de las comunidades wayuu, afrodescendientes y campesinas que compartimos el territorio y los bienes
naturales de La Gua-
jira. Ya llevamos sufriendo desde hace 30 años los graves impactos de
la actividad minera. Exigimos la realización de procesos de consulta y consentimiento previo, libre e informado de acuerdo
a los estándares internacionales, antes de realizar cualquier incidencia
sobre el Arroyo Bruno.
Exigimos el respeto
de nuestros derechos
territoriales reconocidos internacionalmente, y la realización por parte de la empresa
minera Cerrejón de un proceso
de mitigación y reparación de los
impactos negativos que ha generado.
Convocamos a todos los sectores
cívicos y populares a que se manifiesten y se unan al clamor del pueblo Wayuu para NO permitir el desvío del ARROYO BRUNO.
¡SÍ A LA VIDA, NO A LA PROLONGADA MUERTE DE WOUMAINKAT!
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