En los días que estuvimos en la región, pudimos aprender sobre muchas de las luchas de épocas anteriores al igual que de las que se están realizando hoy en día. Un día que hubo un intercambio un poco mas formal, pudimos conocer la organización de mujeres de la vereda con quien compartimos el telón de Plan Colombia y las experiencias de lucha de las compañeras de “Take Back the Land”. Aunque hablamos mucho al comienzo, poco a poco las mujeres se animaron a compartir lo que han vivido, lo que piensan y lo que sueñan sobre cómo mejorar su situación y seguir desafiando las múltiples discriminaciones a que se enfrentan como mujeres negras campesinas.
Una de las primeras historias que escuchamos es que después que los ancestros de la comunidad, traídos desde el Ecuador, pudieron escapar de la esclavitud, se asentaron alrededor del Río Ovejas. En los años 1890’s con la construcción de la antigua línea del ferrocarril que pasaba por la región, los constructores desplazaron a muchas familias diciéndole a las personas que su montaña estaba en una falla geológica por lo que en cualquier momento la montaña se les iba venir encima (los constructores no mencionaron que una gran parte de Colombia es una falla geológica y esta zona no era de mayor riesgo que muchas partes de la región andina).
Ya en los 1980’s, 90 años después, comenzaron los problemas con los intereses hidroeléctricos en el territorio. En 1983 se comenzó la construcción de la represa de Salvajina por el Río Cauca arriba del pueblo de Suárez. En 1985 cuando la represa se terminó, y el embalse empezó a llenarse con agua, las familias que no vendieron sus tierras porque no quieran perder su territorio ancestral, salieron corriendo con las cosas que pudieron cargar mientras que el nivel del agua los perseguía. Debajo de la superficie de la Salvajinas quedó un cementerio Afro ancestral que tiene más de 400 años. Además se perdieron más de 3,000 trabajos de minería artesanal que eran un gran aporte económico para las familias de la comunidad. También con la construcción de la represa llegaron muchas personas que no eran de la región trayendo problemáticas sociales que no existía antes como la prostitución juvenil y drogadicción.
El embalse es 32 Km de largo por un Km de ancho y tiene aproximadamente 150 m de profanidad. Produce electricidad para vender al Ecuador mientras que las familias de la región producen su electricidad por medio de una pequeña planta que queda por el Río Ovejas que pertenece a la empresa Colombiana Cedalca. En el año 1990 la Salvajinas fue privatizada por Unión Fenosa que también tiene intereses de apoderarse de la planta que queda por el río Ovejas. Aunque hay un embalse gigante que produce electricidad para Ecuador, el Salvajinas está rodeado por casas en las montañas que no tienen ni electricidad ni agua. Por otro lado, esta fuente de agua artificial ha causado cambios climáticos a nivel local ya que en días nublados el frío del agua ha causado que muchos cultivos de tierra caliente como la yuca ya no se dan con tanto éxito como antes.
En 1993 se anunciaron los planes para desviar el Río Ovejas para que desembocara en el embalse. Este peligro causó movilizaciones de las comunidades de la región en protesta en contra este megaproyecto tan dañino para el territorio y sus habitantes. Por medio de la Ley 70, las comunidades Afros pudieron demandar un estudio de impacto del proyecto que declaró que éste tenía apenas cinco aspectos positivos pero más de 50 consecuencias negativas. Gracias a este estudio, el proyecto fue archivado ese año, pero desafortunadamente, en 2004, el proyecto fue desarchivado por Union Fenosa que sigue impulsando el desvío del río. Veintidós años después de la Salvajinas, el río Cauca no se usa casi para pescar, bañar, beber, irrigar u otros usos que sostienen la vida. El río Ovejas es el único río que mantiene muchos de las especies nativas de peces de la región de los que dependen las comunidades al ser su alimento. También mantiene la ecología natural que sirve para el bienestar y subsistencia de los que viven a su alrededor. Fue la relación con este río y la lucha protegerlo lo que motivó a muchos de los jóvenes de la región a rescatar y mantener las costumbres y tradicionales ancestrales de su comunidad.
Por las montañas, alrededor del embalse, se ven tierras bastante taladas y erosionadas de su flora natural. Los únicos bosques que se ven son de pino sembrado en monocultivo. El pino, una especia que no es nativa, seca y degrada los nutrientes de los suelos en una zona de topografía muy variada que ya sufre problemas de erosión. Son estos bosques, como los de eucalipto y los de palma aceitera para crear agro combustibles, los que están siendo impulsados y apoyados por el gobierno en los dudosos proyectos de reforestación. El pino de esta zona, como el de muchas otras partes, se usa para producir productos de papel y cartón con métodos que desperdician el agua y el suelo, usando bastantes químicos como blanqueadores en su producción. Los bosques alrededor de la Salvajinas son para vender la materia prima a la empresa Cartón de Colombia. Encima y a los alrededores de la represa hay dos batallones de alta montaña del ejército Colombiano. Desde que estos se ubicaron allí, los soldados han disparado hacia los campesinos que siempre cultivaron y practicaron la minería en estas tierras. Es así como se ve que por la represa no solamente se han perdido estas prácticas tradicionales en la zona que quedó bajo el agua del embalse, sino también en todas las tierras que quedan en los alrededores de las instalaciones de la represa.
Explorando más la región y sus problemáticas, abajo del pueblo de Suárez visitamos una mina artesanal explotada de forma tradicional por los habitantes de la zona. Está ubicada entre los acueductos y una piscina que antes era el campamento donde vivían los obreros que construyeron el embalse. Aunque la represa ya tiene 22 años y la lucha relacionada con ella es en contra el desvío del Río Ovejas, también hay otro desafío en este territorio. Las comunidades de esta zona se identifican como Agromineros que viven de cultivar la tierra pero también de la minería artesanal de oro. Pero ahora, este mineral que les ha ayudado a sobrevivir desde siglos atrás, es la razón para que esta tierra y sus habitantes estén amenazados por intereses extraños. Además de los intereses energéticos relacionados al embalse, están los intereses de las empresas mineras industriales.
El corredor en donde queda el embalse, el pueblo de Suárez, la vereda de Yolombó y el Río Ovejas es de aproximadamente 7,000 ha. La infame empresa minera sudafricana Anglo Gold Ashanti, localmente conocida como Kedahda, está solicitando al Estado colombiano una concesión de 6,500 ha para explotar el oro con grandes minas a cielo abierto en la región. Aunque la minería artesanal tiene los riesgos de derrumbes, el peligro al que se exponen los mineros nunca alcanza a ser de la misma escala al que se exponen los que trabajan en las grandes minas que usan maquinaria pesada y químicos peligrosos. Hace casi un año, debajo de la represa, más de 20 personas murieron cuando una retroexcavadora causó un derrumbe en una de estas minas no tradicionales. Además, con minería de esta escala, los peligros no son solamente para las personas que van a trabajar en las minas, sino también para todos los seres, el agua, la tierra y el aire de la región. La practica de destruir montañas, canalizar y envenenar ríos, masacrar y desplazar comunidades humanas y no humanas, es la más destructiva que podría suceder a cualquier comunidad.
Al visitar la mina, la pantera negra y la abeja nos adentramos por los túneles a una de ellas. Colgados por un lazo, descendimos aproximadamente 10 metros bajo la superficie de la tierra, para después, agachados entre arcilla, agua y oscuridad, empezar a sacar a la superficie tierra por estos túneles de 5 metros de profundidad en baldes que se cuelgan del mismo lazo. Aunque estuvimos poco tiempo en la mina, pudimos ayudar y compartir con mujeres y hombres trabajando junto a ellos la minería hombro a hombro. El trabajo es pesado no solamente por el riesgo de las minas sino también por el desgaste físico que implica trabajar en esas condiciones. Sin embargo, a pesar de estas condiciones, los grupos de trabajo son de familias y amigos que mantienen un tejido de apoyo y colaboración muy fuerte. Las personas pueden trabajar a la hora que escogen, y el trabajo al igual que las ganancias, se comparten entre todos.
Desafortunadamente, el día antes de que visitáramos la mina, es decir el 30 de agosto, llegó la policía municipal con una orden de desalojo de los mineros que estaban trabajando allí. El Alcalde del municipio dice que supuestamente la orden está fuera de sus manos y que se dio tal orden por que esta mina es ilegal y por sus condiciones representa un riesgo para todos los que trabajan allí. En términos jurídicos los bienes públicos del municipio están bajo el control del Alcalde y esa persona es la única que puede decidir si los mineros pueden quedarse o no.
Esta semana nos llegó la noticia de que la policía desalojo a los mineros que estaban trabajando allí. Muchas de las personas creen que tras el desalojo están los intereses de la Kedahda que quiere apropiarse de esta mina creada con el sudor de las personas que allí trabajan. Ya se sabe que van a llevar retroexcavadoras en el área para seguir explotando el oro. Con las técnicas de la minería industrial, no solo se pierden las practicas tradicionales de minería que tienen un bajo impacto ambiental, sino que también el apoyo, la dignidad y la colaboración entre los y las minerxs, es decir, el tejido social construido sobre las relaciones que imponía la explotación de la mina.
Cuando estuvimos en la mina un minero nos dio la bienvenida, como todos siempre hacían, y nos agradeció por venir a ver la realidad de su comunidad. En un momento nos dijo que "esto es de lo que podemos vivir, si nos sacan de acá ¿qué otras opciones quedan?, ¿cultivos ilícitos?, ¿integrarse a un grupo armado? Nos van quitando las opciones de una vida digna. No hay nada más triste que un padre o una madre que no puede darle de comer a sus hijos." Por ahora seguimos pendientes de los compañeros y compañeras de Yolombó para saber cómo sigue la situación de la mina, cómo se les puede apoyar y esperamos volver para continuar compartiendo conocimientos y experiencias.
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One of the first stories we heard about was that after the ancestors of the locals of the community, who were brought through Ecuador, were able to escape slavery they settled all around the River Ovejas.
In the 1980’s, 90 years later, the problems associated with hydroelectric interests came into the region. In 1983 the construction was started on the Salvajinas Dam on the river Cauca above the town of Suarez. In 1985 when the Dam was finished and the reservoir began to fill, the families that had not sold their lands because they did not want to loose their ancestral territory had to run with what they could carry as the water level rose. Under the surface of the Salvajinas remains an ancestral Afro cemetery that is over 400 years old. In addition more then 3,000 traditional mining jobs were lost, a massive blow to the income of the families in the community.
The reservoir is about 32 Km long, a Km wide and about 150m deep. It produces electricity to sell to Ecuador while the families from the region affected produce their electricity by means of a small plant on the River Ovejas that belongs to Colombian company Cedalca. In 1990 the Salvajinas was privatized by company Union Fenosa that is also interested in taking over the plant that is on the River Ovejas. While the giant reservoir produces electricity for Ecuador, the surrounding mountains are scattered with homes that do not have electricity or running water. Also this artificial body of water has caused local climate changed to more frequent cloudy and cold days which has been the cause for many warm weather crops like yuca to not cultivated as plentifully as before.
On the mountains surrounding the reservoir the land is very deforested of its native flora and affected by erosion. The only forests are monocrops of pine, a species not native to the region that dries and degrades the soils nutrients in an area with varied topography that already suffers from problems of erosion. It is these forests, as those of eucalyptus and those of the oil palm that is used to make agro fuels, that are being pushed and supported by the State in very suspicious projects of “reforestation”. The pine in this area, as in most places, is to produce papers and cardboard with methods that are wasteful of water and soil and use chemicals like bleaches in their production. The forests around the Salvajinas are to sell raw material to the company Cartón de Colombia. On top of and around the dam there are two high mountain army battalion bases.
Exploring more of the region and some of its other confrontations we went below the town of Suarez visiting a traditional mining site being worked by the people of the region. It is located between some aqueducts as well as a swimming pool in what was once the camp where the dam’s construction workers lived. Even though the dam is 22 years old and the struggle against it as well as the re routing of the river Ovejas continues, there is also another threat to the region. These communities identify as Agrominers that live from agriculture as well as small scale traditional gold mining. Though now, this mineral that helped them survive for so long is the same reason that this land and its inhabitants are faced with the threat of new foreign interests. In addition to the energy interests surrounding the dam, there are also the interests of industrial mining companies.
The corridor where the reservoir Salvajinas, the town of Suarez, the countryside of Yolombó and the river Ovejas are located is approximately 7,000 ha.
In visiting the mine the Black Panther and the bee entered one of the openings into the tunnel below.
Unfortunately the day before we visited the mine, August 30th, the municipal police came giving orders for everyone to vacate and that the mine was being closed. The municipality’s mayor claims that it is out of his control and that the order was given because the mine is illegal and the conditions of the mine are dangerous to the people who are working there.
This week we were informed that the police returned to the mine and forced all the miners from the site. Many believe that Kedahda is interested in the mine and attempting to appropriate the mine that was discovered and created from the labor and sweat of the people who worked it. It is already known the bulldozers are going to be put into the site to continue extracting the gold. With the industrial mining techniques not are only the traditional self subsistence, low environmental impact mining practices lost, though also the support, dignity and collaboration amongst the miners. In other words the social weaving created through the mining are now replaced with domination and exploitation.
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